Los primeros pasos para mejorar la endometriosis
¿Te cuesta llegar al final del día y acabas completamente agotada? Es el momento de plantearte algunos cambios. Vamos a ver qué cosas puedes hacer que te van a ayudar muchísimo a tu recuperación.
Ya sabemos que nuestra enfermedad responde muy bien a los cambios de alimentación. Elegir los alimentos correctos nos ayudan a nuestra recuperación y a mantener la energía.
Elimina de tu alimentación los productos ultra procesados
Es el primer paso y el más importante para recuperar tu salud. Estamos muy habituados a comprar todo ya preparado, ya hecho, es fácil y cómodo, abres la bolsa o el paquete, lo sirves y a comer. Esta comodidad se está volviendo en nuestra contra y no nos aporta nada bueno. Debemos darle más importancia al proceso de crear nosotras mismas los alimentos. Todo ese proceso implica una sabiduría y un afecto que se imprime en los alimentos que vamos a consumir. Por ejemplo, el hecho de hacer nuestro propio pan sin gluten, cómo hemos buscado la receta, las tropecientas veces que nos ha salido mal y lo hemos dejado por imposible, la receta que por fin nos sale, compartir ese pan con nuestra familia y amigos. Todo eso tiene un valor añadido que un producto cerrado en una bolsa en una atmósfera protectora y con fecha de caducidad en 3 meses no nos proporciona.
Los productos ultra procesados que encontramos en los supermercados vienen envasados, precintados y bien envueltos. Su listado de ingredientes a veces es interminable, otras veces es corto, pero los aditivos que tiene nos hacen dudar de que sean adecuados. Proceden de alguna fábrica alimentaria, no del campo o de una granja y en su producción intervienen complejas maquinarias. No los fabrican cocineros o artesanos, si no químicos y técnicos alimentarios. Son “alimentos” que duran meses en nuestra despensa, gracias a los envases de plástico y conservantes que se añaden. No le damos importancia a esto porque ya estamos habituados a comer así, pero si realmente lo pensáis, veréis el sinsentido de estos productos.
Come más vegetales
Y entonces, ¿qué como? ¡Pues vegetales! La mayor parte de nuestra alimentación debe provenir de fuentes vegetales. Tenemos que llenar nuestro plato de verduras, legumbres, semillas y frutas.
En la alimentación vegetal es donde vamos a encontrar mayor densidad nutricional. Esto quiere decir que obtendremos más vitaminas y minerales por caloría consumida. Las frutas y verduras contienen gran cantidad de vitaminas que nos ayudaran, con sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, a sanar nuestro cuerpo.
También son alimentos con un alto contenido en agua y fibra, necesaria para alimentar a nuestras bacterias beneficiosas y para acabar con aquellas que no lo son tanto. Un bajo consumo de vegetales puede acarrear problemas en la microbiota, haciendo que tengamos molestias e hinchazón. Sin embargo, otras veces notamos que los alimentos con fibra nos sientan mal; esto puede deberse a un problema de disbiosis que debe ser tratado.
Están ricas y son fáciles de cocinar, pudiendo crear multitud de platos y de variedad en nuestra mesa. Las verduras son muy saciantes y bajas en calorías, por lo que será muy fácil regular el exceso de la ingesta que hagamos. Existen numerosos estudios que avalan las propiedades preventivas y curativas de los vegetales, siendo beneficiosas para la salud cardiovascular y para la prevención del cáncer.
Reduce la cantidad de carbohidratos
Los hidratos de carbono o carbohidratos son un macronutriente importante en nuestra alimentación. Es una fuente muy buena de energía y determinados tipos de hidratos nos aportan beneficios. No es imprescindible comerlos, el cuerpo puede vivir sin ellos, pero tampoco hay ninguna razón para eliminarlos de la dieta, no debemos tenerles miedo.
En las últimas décadas se ha visto incrementado el consumo de hidratos refinados, pasando a ser el grueso de nuestra alimentación. El consumo de harinas de trigo blancas y de azúcar ha alcanzado un aumento exponencial, con graves consecuencias para la salud. La tasa de obesidad se ha disparado en el mundo y con ellas, todas las enfermedades asociadas como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer.
La alta ingesta de este tipo de hidratos de carbono nos predispone a sufrir resistencia a la insulina, donde la que las células del cuerpo ya no responden a los estímulos de la hormona insulina, elevando el nivel de azúcar en el cuerpo. Esta situación de resistencia a la insulina también aumenta nuestra producción de estrógenos, haciendo que los síntomas de la endometriosis sean cada vez más graves. Por otro lado, el alto consumo de azúcares promueve que aumenten las bacterias dañinas de nuestro intestino, pudiendo dar lugar a estados de disbiosis donde el sistema inmune se vea sobreexcitado, aumentando la inflamación y el dolor percibido.
¿Cómo debemos comer los hidratos de carbono? La mayor parte de nuestra alimentación deberá basarse en verduras, que contienen hidratos de carbono en pequeña cantidad y mucha fibra; esta hará que los hidratos se asimilen de manera más lenta al dificultar su digestión, liberándose de forma progresiva la insulina. También podremos incluir hidratos más densos, como quinoa, mijo, trigo sarraceno, ocasionalmente arroz integral, batata o yuca. Siempre en cantidades pequeñas, usándolo como guarnición. Las legumbres son otra buena fuente de hidratos de carbono, aportándonos además proteínas vegetales.
Foto portada: Anna Pelzer